Es normal que en la vida tengamos situaciones muy difíciles que bajen por completo nuestro estado emocional y nos hagan sentir un profundo desconsuelo. En realidad, está bien que nos demos el permiso de sentirnos de esa manera, lo que no podemos permitir es quedarnos en ese estado y dejar que la tristeza se apodere de nuestra vida; porque es allí donde puede aparecer la depresión.
Actualmente, muchas personas sufren de depresión y viven cada día con esta enfermedad, pero como la sociedad aún no la reconoce, todavía existe cierta reserva sobre el tema.
En general, las personas que padecen o hemos padecido de depresión nos vemos aisladas y con miedo de decir cómo nos sentimos porque, desde nuestra experiencia, sabemos que es un trastorno que solo puede entenderlo quien lo ha vivido. Y es que, en estos casos, es común escuchar frases como: “tranquila”, “ánimo”, “todo va a estar bien” o, la más de todas, “no estés triste”.
Muchas veces pensamos, ¿por qué no es tan fácil como decir “ya no estoy triste”? Es justo en ese momento cuando nos damos cuenta de que hay algo más. Somos conscientes de que no es solo una tristeza pasajera por determinada situación, es algo más profundo y más constante, que hace que nos sintamos sin ganas de salir, que nos comencemos a aislar y que paulatinamente empecemos a perder el sentido sobre muchas cosas que antes nos hacían sonreír y ahora simplemente ya no nos importan. Aparecen la ansiedad, la desolación y no entendemos por qué nos está pasando esto.
Sin embargo, nos podemos quedar ahí estancados pensando en el por qué o podemos buscar ayuda y empezar a cambiar nuestra situación. Es importante que entiendas que no hay una solución inmediata. Es un camino muy largo el que se debe recorrer, es un proceso de un día a la vez, pero cuando comienzas a trabajar en no darle poder a la mente, a hacer ejercicio, meditar, trabajar en tu espiritualidad, leer y vivir cada momento tratando de estar presente, todo cambia. Es una lucha fuerte y continua, pero con resultados maravillosos, solo tenemos que tomar la decisión de luchar, de no dejarnos vencer por esos pensamientos negativos que nos hacen dudar si vale la pena seguir viviendo y... ¡Claro que vale la pena, vale la lucha, vale el esfuerzo y vale cada lagrima! Estamos vivos en el aquí y el ahora, este es el regalo más grande, abrir los ojos cada mañana. No le demos poder a lo negativo, siempre vamos a pasar por circunstancias difíciles, de eso se trata la vida, no podemos controlar las cosas que nos pasan pero si como vamos a afrontarlas. Dejemos de vivir con miedo y vivamos siempre desde el amor. Ama la vida, ámate y ama el mundo tan maravilloso que te rodea. Trabaja mucho en tu espiritualidad, la meditación y la conexión con los ángeles que siempre están ahí para ayudarnos, aunque en ocasiones no los escuchamos, siempre están allí a la espera que les demos la oportunidad de comunicarse con nosotros. ¡Date la oportunidad! Recuerda que puedes buscar ayuda celestial o humana, lo importante es que no sientas que debes pasar por este proceso solo.